La ciudad está situada a orillas del río Turia, justo en el centro del golfo de Valencia, aunque en el momento que los romanos la fundaron, se encontraba en una isla fluvial del Turia, a unos cuatro kilómetros de distancia del mar. A unos 10 kilómetros al sur de la ciudad se encuentra la Albufera de Valencia. La Albufera es uno de los lagos más grandes de España, ya que tiene cerca de 2 100 hectáreas de superficie, a las cuales hay que añadir una extensión de 14 100 hectáreas de marjal dedicadas al cultivo del arroz. Debido a su valor cultural, histórico y ecológico, este paraje natural fue el primer parque natural que declaró la Generalidad Valenciana, allá por el año 1986.
Su casco histórico es uno de los más extensos de España, con aproximadamente 169 hectáreas, y gracias a su patrimonio histórico y monumental y sus diversos espacios escénicos y culturales la convierten en unas de las ciudades con mayor afluencia de turismo nacional e internacional del conjunto del país. Entre sus monumentos más representativos se encuentran el Miguelete, la Catedral, las Torres de Serranos y de Quart, la Lonja de la Seda, declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. También hay que destacar que el Museo de Bellas Artes de Valencia es el museo pictórico más importante de la Comunidad Valenciana siendo por su relevancia uno de los primeros de España, al igual que el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), el cual tiene por objetivo el investigar y difundir el arte del siglo XX.
En la gastronomía tradicional de la ciudad, la famosa dieta mediterránea, tiene un peso especial el uso del arroz, el aceite de oliva, las verduras de la huerta y los pescados y mariscos de la costa mediterránea. El plato más internacional de Valencia es la paella (nombre del recipiente donde se concina), el cual en origen era un plato humilde que cocinaban los habitantes del marjal de la Albufera. Este plano tiene como base el arroz, aunque se complementa con los productos de la zona, fundamentalmente pollo, conejo, pato, caracoles, legumbres y verduras frescas. A lo largo del tiempo han aparecido varias variantes de la paella, como la realizada a base de marisco, la que únicamente lleva verduras, o la que sustituye el arroz por fideos, la denominada fideuá.